Concentrados ... aun sin concentración
¿Quién diría que algo invisible llevaría a la cancelación de una tradición de 39 años como la Concentración de Motos de Faro? El fenómeno del COVID-19 puede haber llevado a la suspensión del evento, pero ayudó a confirmar una cosa: Faro es la capital del espíritu motero.
En 2020 no hubo miles de moteros llegando desde toda Europa al extremo sur de Portugal. En el Vale de Almas tampoco hubo un pinar poblado de carpas de todos los colores, cada una con una moto aparcada al lado. No hubieron shows de música ni shows de strip-tease. No hubo carne a la parrilla en el pinar. En 2020 no hubo días de acceso exclusivo para motos sobre el puente de la playa de Faro, ni un gran desfile con miles de tubos de escape al unísono cantando por las calles y avenidas de Faro en un domingo soleado por la mañana.
En 2020 nada de esto sucedió...
Hay circunstancias en la vida que nos hacen comprender nuestras convicciones más profundas. ¡Esto sucedió en 2020 en Faro!
La ciudad ya no puede separarse del espíritu motero. Y a pesar de que no haya habido concentración, todas las atenciones estaban sobre Faro.
Obviamente, el Moto Club de Faro no pudo dejar en blanco las fechas de la concentración y organizó una exposición en memoria del espíritu motero para celebrar el esfuerzo cultivado por ese grupo unido de personas apasionadas por la libertad sobre dos ruedas.
Durante el fin de semana del 17 al 19 de julio, el centro de Faro se llenó de personas y motos procedentes de todas partes. La exposición, organizada con la excelencia que caracteriza al Moto Club, se unió a espectáculos callejeros con música, exhibiciones de fabricantes de motos e incluso chicas bailando pole dance.
El desfile habitual del domingo por la mañana que celebra el cierre de cada concentración es que no sucedió ... ¡pero sucedió! A pesar de que las autoridades cerraron las rutas hacia y desde la ciudad, por casualidad, cientos de moteros tuvieron la feliz coincidencia de ir en moto al mismo tiempo y en el mismo lugar. No pudieron repetir la ruta habitual, pero eso no les impidió hacer una vuelta a la ciudad de Faro.
Se ha dicho durante mucho tiempo: "Puedes matar mi cuerpo, pero no puedes matar mi alma". ¡Faro nos demostró que esto es cierto!